Le gusta cazar, chapear, manejar el
machete. Es indomable y astuta. Sus castigos son duros y su cólera es
terrible, pero justiciera. Su nombre no debe ser pronunciado por quien
la tenga asentada sin antes tocar la tierra con las yemas de los dedos y
besar en ellos la huella del polvo.
Según algunos, procede de Oyó, otros dicen que es de Mina.
Es más temible y de mayor jerarquía que Oyá, la dueña del cementerio,
de la centella y del vendaval, concubina de Chango. No hay más que una
Yemaya, una sola con siete caminos o avatares. En el Diloggún habla en
Oddi(7) su día es el sábado.
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