lunes, 11 de marzo de 2013

Bella historia

 
Una historia cuenta, que Sólo bajó a al tierra, y sentado en una canoa sin remos fue llevado río abajo hasta un lugar desconocido. ya en la orilla saltó de la canoa y se dirigió hacia una aldea muy grande. En esos instante atravesó hacia el río una joven sumamente hermosa. Olofi al verla se enamoro locamente de ella.
Olofi la pidió como esposa y la tomó como tal, llevándola con él. Mboyá Colé, siendo feliz con Olofi, no regreso nunca más a la tierra. Cuando nació su hija la puso por nombre Ochún Omí Pachangará, en honor al río donde había conocido a Olofi. Creció y Ochún cada día era más hermosa, dulce y alegre.
Ochún era querida por el aire, por las aguas, las personas y los animales, incluyendo los ponzoñosos que no osaban picarla.
Ocurrió que Olofi llegó a sentir grandes celos por Ochún, su hija. Tanto su madre como todos los habitantes de la aldea sentían una gran admiración y amor por Ochún. Incluso, si Ochún no acompañaba a Olofi a pescar, las aguas no se movían y, los peces no picaban. Olofi estaba casi enfermizo por los celos hacia Ochún.
Un día, Olofi, lanzó desde lo alto de un abismo a Ochún. A bajo del abismo se encontraba un inmenso río, al caer Ochún, las aguas se apartaron y los peces conformaron un colchón para que ella no se lastimase, llevándola hasta una cueva en el fondo del río donde vivía Otoyoma Olocum. Al verla le dijo: "Mi cueva será tu casa, mis aguas serán tus aguas", Olofi jamás sabrá que estas viva y en este lugar.
La madre de Ochún estaba desesperada por saber en donde estaba su hija, y Olofi permanecía cayado y anonadado. Mboyá Colé, corrió desesperada hacia el bosque ya que no tenía respuesta de Olofi. Cuando éste despertó de su letargo, también salió en busca de Ochún. preguntó al río, a los animales y a las personas pero no obtuvo ninguna respuesta positiva. Olofi se oculto en una nube y lloro tanto, que la tierra se cubrió con el agua de su llanto.
Bajó Olofi a la tierra y le preguntó al camaleón si había visto a Ochún, un poco asustado, no le dijo ni que si ni que no, simplemente había visto una mujer muy bella en la orilla del río. El camaleón asustado llamó al loro y le dijo: vuela al río y avisa a Otoyoma que olofi se dirige hacia allá. El loro salió rápido para dar el aviso.
Otoyoma tomó a Ochún y caminando hacia el fondo del río llegaron hasta la cueva, lugar en el que se quedaron a vivir.
Olofi, desesperado por no encontrar a su hija acudió de nuevo en busca del camaleón. Al ver a Olofi se escondió debajo de una piedra, de donde sale muy pocas veces. Cansado y amargado Olofi, se retiro a vivir solo en una montaña. cerca del refugio de Olofi, vivía un pavo real, llamado Agüeni, que tenía a su cargo cuidar del Oricha y consolarlo.
Ochún creció y se convirtió en una hermosa mujer. Al madurar decidió salir del refugio. Ya no temía a su padre y estaba decidida a conocer el mundo. Partió Ochún y se convirtió en la protectora de los pescadores y de los marineros en todos los mares del mundo. ganaba amigos en todos los sitios, estos agradecidos, le regalaban miel de abejas. Ochún agradecida les devolvía el favor con peces y caracoles especiales que eran utilizados como monedas.
El pavo real, contemplando la desesperación de Olofi por encontrar a Ochún le preguntó si era tan importante encontrarla. Olofi mirando al pavo real le dijo: eres el primero de todos los animales en preguntarme eso, y por eso te voy a responder. Agüeni, al comprobar todo el sufrimiento y arrepentimiento de Olofi por lo que había hecho, le dijo: tu hija vive y te voy a indicar como te vas a reunir con ella.
Vete a la orilla del río, lleva una campana, miel de abeja, maíz, pimienta dulce y unas gallinas. Toca la campana en la orilla del río, y acudirá una mujer muy hermosa, amable y dulce, ella es tu hija. Al poco rato apareció una bella mujer. Se dirigió a Olofi preguntándole:"que deseas de mi, buen hombre. Que me llamas con tanta insistencia. Ochún observaba como ese hombre solo la contemplaba con llanto en sus ojos. Ochún volvió de nuevo a preguntarle:¿Dime que deseas? Olofi se arrodilló a sus pies. He venido a que me perdones de mi injusticia, soy tu padre. Ochún con mucha calma le dijo: "En mi corazón solo cabe el amor, y hace muchos años que te he perdonado. Levantate y deja de llorar. Conversaron largamente y al despedirse Ochún le dijo: cuando quieras hablar conmigo acercate a la orilla de este río, porque aquí esta mi casa.
Olofi volvió a la montaña, y agradeció al pavo real todo lo que había hecho. le dijo que a partir de ahora todo su plumaje será más bello y mas vistoso. serás el mensajero entre mi hija y Yo.
Olofi regreso a los cielos de donde había partido hace muchos años.

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